HISTORIA DE LA RAZA

El san bernardo es el más grande de los mastines. Son muchas las hipótesis sobre su origen y no todas están probadas. La más acreditada y digna de fe es la sostenida por los estudiosos C. Keller, H. Kramer y A. Heim, que le remonta al moloso pesado de lejana estirpe asirio babilónica. De hecho se han hallado pruebas irrefutables sobre la existencia de perros muy parecidos, en las civilizaciones de Mesopotamia, donde perros bien dotados físicamente, con morro corto, eran criados con cuidado y se utilizaban tanto para la guardia como para la caza de grandes animales salvajes.

El primer “retrato” del san bernardo se encuentra en Londres, en el British Museum y puede fecharse hacia el año 1850 a . d C. Se trata de la famosa sítula votiva de barro cocido, de origen asirio, hallada en Nínive ( Nimrud) que representa en bajorrelieve un enorme moloso llevado por un esclavo con una correa. El animal es tan grande como para alcanzar con la cabeza los hombres de quien lo conduce. La talla, el desarrollo muscular y esquelético y el porte expresan una extraordinaria potencia, peculiaridades todas que se han transmitido íntegramente, después de muchos siglos, en el moderno perro san bernardo.

 

Originariamente, en el Tibet, los mastines eran perros de manada. De gran talla, muy resistentes a la intemperie, alejaba a osos y a otros animales feroces. El mastín, definido por Aristóteles, tutor de Alejandro Magno, como “defensor de extraordinario vigor” y por Marco Polo como alto como un burro y potente como un león en los rasgos y en la voz” defendía monasterios y núcleos habitados enfrentándose incluso con los feroces tigres.

Los fenicios, navegantes de gran experiencia, contribuyeron a la dispersión y difusión de estos grandes mastines.

Ya en aquellos tiempos los mastines eran conocidos con el nombre genérico de molosos, de la región de Molosia. Las crónicas de ese tiempo explican que en el año 326 a . de C. 156 de estos perros, que Alejandro Magno utilizaba habitualmente contra leones y elefantes, fueron contrincantes de fieras y gladiadores en la arena.

Cuando César, en el año 58 a . de C., dio comienzo a las campañas de conquista de las Galias, llevó en su séquito molosos que después se difundieron en los valles helvéticos dando lugar a los grandes boyeros suizos. Cuarenta años después, el ejercito romano ocupó todos los valles suizos y C. Augusto hizo construir la vía de unión entre Aosta y Martigny, que atravesaba los Alpes a 2472 mts de altura exactamente en el mismo lugar donde en el año 218 a . de C. Aníbal había pasado con sus elefantes para bajar por la península italiana. En el periodo final de la dominación romana, los grandes molosos pudieron difundirse por todos los valles tanto suizos como franceses e italianos, utilizándose en estos lugares como guardianes de apostaciones comerciales y militares.


En el medievo fueron adoptados por familias feudales y por ordenes religiosas para custodiar castillos y monasterios en los valles.

A causa del casi absoluto aislamiento de los territorios alpinos, estos perros se han conservado tipologicamente y genéticamente intactos durante siglos, llegando hasta nuestros días primero como mastines de los Alpes o mastines alpinos y después como perros de san bernardo.

El hospicio del gran san bernardo fue fundado por el noble Bernardo de Menton hacia el año 1049 con el intento de ayudar, asistir y dar refugio a los caminantes de las montañas que en aquel entonces se atravesaban sólo a pie. Con el paso del tiempo, el gran san bernardo se convirtió en un punto de referencia no solo para los viajantes honestos, sino también para los bandoleros. Por ello, los primeros mastines fueran utilizados para limpiar la montaña de bandidos y animales feroces y que sólo en una época posterior fueran empleados para el salvamento.


Al decidir los monjes del gran san bernardo utilizar para su obra de salvamento ayudantes caninos, experimentaron con muchas razas pero, debido a las extraordinarias dotes de fuerza y de resistencia requeridas para un trabajo casi siempre al limite de la supervivencia, su selección final no pudo caer sobre otros que los grandes mastines romanos presentes en todo el territorio helvético y en el valle de Aosta.

La talla y la fortaleza se mantuvieron con la consanguinidad. La selección llevada a cabo por los monjes con el fin de mejorar la inteligencia y el olfato del gran mastín, modifico anatómicamente el cráneo que de casi plano, pasó a ser convexo, característica todavía esencial en la valoración morfológica del perro de san bernardo.

La labor de salvamento de los perros san bernardos alcanzó su culminación en el periodo 1790-1810 por la presencia, entre otros perros del famoso Barry (1800-1814), cuyas características psíquicas y rescates son todavía ejemplares para la raza. El nombre Barry deriva del dialecto bernés bari, diminutivo de bar (oso). Este nombre, en aquel tiempo, era sinónimo de perro de san bernardo.

 

En 1817, los monjes, para reducir los efectos de la consanguinidad y mejorar el manto, introdujeron el Terranova y el perro montaña de los pirineos. Sin embargo, con la práctica, el manto pesado y lanoso que obtuvieron con este cruce, se reveló contraproducente porque en el ambiente polar del Gran san bernardo, la nieve helada condensándose en el pelo hacia al animal mas pesado. Desde entonces los monjes solo conservaban los ejemplares de pelo corto, cediendo a los valles los de pelo largo que aparecían de vez en cuando en las camadas.

Así nació la variedad de pelo largo que posteriormente criada en los valles suizos, ha tenido tanto éxito en un pasado y sigue manteniendo todavía, pero lo que mucha gente desconoce, es que el san bernardo en un primer tiempo era de pelo corto.

 

BIBLIOGRAFIA Y FOTOS

 

- The Saint Bernard Classic -Albert de la Rie-

- El San Bernardo - Giovanni Morsiani-

- Il San Bernardo - Antonio Morsiani-